La selva de las rebajas

Lo reconozco, soy carne de rebajas, y además soy peligrosa porque soy lo suficientemente paciente como para esperar el momento en que si queda algo decente, será para mi al mejor precio. Si, si, que a veces me pongo burra y digo que no pago ni un euro más de lo que me apetece pagar por algo y me espero como una leona a su presa...

Ir de rebajas el primer fin de semana es un suicidio social que roza el maltrato psicológico: desorden, prendas muy pequeñas o muy grandes, empujones para buscar, colas para probar, colas aún más largas para pagar, pero.... quieres decir que ésto es de esta temporada? ¿no será de lo  que sobró en las rebajas de hace 10 años? Si, que no me timas... que te has guardado lo bueno para ir sacándolo durante estas semanas de rebajas, que lo se yo.

Intento relajarme y salir de ese embrollo de saldos y miro hacia otro estante.... ¿nueva temporada? pues sí, desde el día numero 1 de las rebajas, encuentras letreros de nueva temporada por todas las tiendas, a ver señores, si no hay prisa, si las rebajas de invierno justito llegan cuando acaba de empezar el invierno, ¿para que nos meten por los ojos la ropa de primavera? Bueno, pensándolo bien, si esos mini vestiditos de gasa y esas camisetas escotadas sin mangas que venden como prendas de invierno, es lo que yo me compro para el verano!

Después de unas comprillas entre codazos sigo esperando a que se calmen los ánimos de las compras compulsivas y la semana que viene daré otra vuelta para comprar buenos zapatos (que ya sabéis que me matan) y alguna otra cosa que me sorprenda, porque lo bueno parece que lo reservan, o es que pasado el arrebato inicial se encuentra mejor y más barato

Y vosotras os animaréis a hacer alguna otra ronda de última hora?