La semana pasada fui a cenar con
unos amigos al restaurante Saboc, en pleno barrio del Borne de Barcelona, y
resultó ser un descubrimiento agradable
Se trata de un agradable local,
bien situado cerca del Paseo del Borne, lo que le hace interesante para
continuar la noche por esa zona.
El local no es muy grande, sin excesos de decoración, consta
de dos pisos, y dispone de mesas pequeñas, y alguna grande para grupos,
La carta es interesante,
diferente, no tiene primeros ni segundos platos, sino que se encuentra
repartida en secciones según su temperatura de cocción.
Lo que me gustó, es que está
pensada para comer a base de platillos compartidos con el resto de comensales
de la mesa, lo que resulta atractivo de cara a tener una cena dinámica y probar
varias cosas, sin ser las típicas tapas.
Tienen carta de cervezas
artesanas, de precios elevados, de las cuales probé una.
Para los más vagos, entre los que
me tengo que incluir, tienen 3 menús degustación, que deben disfrutarse a mesa
completa, con diferentes precios según el número de platos, que van desde los 25 a los 38€, no incluyen
bebidas ni cafés
Nosotros probamos el más largo de
38€, consistente en 8 platos y 2 postres, veamos que tal pinta tienen.
Carpaccio de vieira con tomatito
y jamón, estaba muy muy bueno, para los que no les gusten las vieiras, como por
ejemplo, yo misma, no sabe realmente a vieira. Fallo, el jamón está demasiado
duro
Como a una de mis amigas no le apetecía
la vieira, le trajeron Focaccia de Carpaccio de ternera con virutas de
parmesano y mostaza, que estaba estupendo.
Ensalada esférica de mozzarela
fresca y hierbas, excelente, la mozzarella eran unas bolitas que se comen
enteras y explotan en la boca, me encantaron
Huevo a 62ºC con espuma de patata y
virutas de jamón, se revuelve y se come tipo sopa, riquísimo, pero el jamón, al
igual que en el Carpaccio de vieira, estaba duro.
Crema de calçots con romesco y
aceite de espinacas, también buenísimo.
El medallón de cordero confitado
con zanahoria y anís, estaba de matricula de honor.
El risotto de orzo con espárragos
y gambas, también estaba buenísimo, y además es algo que no se come en cualquier
sitio.
Pulpo al hierro con pimentón de
la Vera, estaba muy bueno, pero un poco duro.
Petit Burguer con virutas de foie,sencilla y rica, rica.
Todo ésto acompañado de un vino
tinto del Priorat, de los cuales no soy fan en absoluto porque me suelen
resultar muy ásperos, pero en esta ocasión, elegimos Les Crestes, y debo
reconocer que me gustó mucho.
Para terminar, el menú degustación
incluía 2 postres, una crema de queso Idiazabal que estaba buenísima pero que
puede disgustar a muchos por su excesivo sabor fuerte, de evidente Idiazabal
ahumado, aunque el almíbar que le acompañaba no me pareció acertado, y deberían eliminar el excesivo jugo.
Y un coulant de chocolate, pero
de chocolate blanco, lástima que no me guste el chocolate blanco, no recuerdo que matizaran su color en la carta, si no es así, deberían.
La comida, estuvo muy bien, las
cantidades están muy correctas, éste era el menú más largo y salimos llenos, el
menú más pequeño quizás se quede un poco corto, pero siempre se pueden pedir
más platos. La carta es atractiva, diferente, sin ser platos extravagantes, y
tiene suficiente variedad como para poder ir con cualquiera que seguro que hay
cosas a gusto de todos.
En cuanto a la atención y el
servicio, deberían mejorar, atienden correcto, pero no tienen en cuenta
que las mesas son muy pequeñas y al ser comidas de platillos enseguida se
llenan. No se preocupan de retirar los vasos o copas que ya no se usan, tampoco
cambian el plato de los comensales durante todo el menú, algo incomprensible en
un menú de 8 platos, y hay que pedir cucharas cuando te traen las cremas.
A pesar de todo ésto me gustó y
lo recomiendo.